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lunes, 12 de marzo de 2012

Tigres en peligro de extinción





Quedan menos de 4.000 ejemplares salvajes en todo el mundo y tres subespecies ya se han extinguido debido al tráfico ilegal y la destrucción de su hábitat.

El tigre ("Panthera tigris") es el auténtico rey de la selva. Su enorme tamaño - es el félido más grande del mundo, capaz de alcanzar los 300 kilos de peso, y su ferocidad carnívora hacen temblar al resto de animales de la jungla. Sin embargo, el ser humano le ha destronado hasta llevarle al borde de la extinción: quedan entre 3.000 y 4.000 tigres en estado salvaje en todo el mundo, mientras que en cautividad su número oscila entre 15.000 y 20.000 ejemplares. En su época dorada, el tigre cubría la mayor parte de Asia, desde el extremo oriental de Rusia a Turquía, mientras que hoy en día se encuentra en zonas aisladas de este continente. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la mayor población está en la India, y ahora se calcula en unos 1.400, lo que representa un declive del 60% si se compara con la estimación precedente de hace tres o cuatro años. Y ello, a pesar de los esfuerzos de conservación de este país, que ha creado nuevas reservas específicas para tigres. Esta organización asegura que hace un siglo el territorio indio era la morada de unos 40.000 tigres.
Asimismo, de las ocho subespecies de este felino ya sólo quedan cinco, puesto que los tigres de Java, Bali y del Caspio se han extinguido, mientras que la subespecie del sur de China sólo vive en zoológicos. La situación es tan difícil que, según Rahul Kahul, director del Fondo de Especies Salvajes, de seguir la actual dinámica, el tigre "desaparecerá en 15 o 20 años".
En cuanto a los que aún sobreviven, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) recuerda en su lista roja que se encuentran en una situación de grave peligro. Por ejemplo, el tigre de Amoy o del Sur de China, cuenta únicamente con 70 ejemplares en los zoológicos chinos; del más grande de las cinco subespecies que aún sobreviven, el tigre siberiano (conocido también como de Amur o de Ussuri), tan sólo quedan en estado salvaje unos 400 en Rusia, 20 en China y ninguno ya en Corea; en cuanto al tigre de  Sumatra, se cree que tan sólo quedan unos 400 ejemplares.
Aausas de su disminución
 
: La caza furtiva, la destrucción de su hábitat y la disminución de sus presas por el ser humano son las principales causas de esta situación. En China, a pesar de que su comercio está prohibido desde 1993, sigue siendo una codiciada pieza, especialmente por su piel y sus huesos, muy apreciados en la medicina tradicional china. Según la fundación Save The Tiger, un puñado de hueso pulverizado puede llegar a valer unos 65 euros, mientras que por las pieles rayadas se ha llegado a pagar en el Tíbet y Rusia más de 60.000 euros. Por su parte, la organización Traffic asegura que, en el mercado chino, un tigre muerto puede valer Varios miles de euros. Asimismo, también se paga bien por los testículos, al pensar que son afrodisíacos, y las patas, en la creencia de que dan suerte.
La ambición tiene varias causas y una de ellas es eso que se llama miedo. El humilde muchacho que en los parques de las lujosas ciudades limpia el calzado de los orgullosos caballeros, podría convertirse en ladrón si llegase a sentir miedo a la pobreza, miedo a sí mismo, miedo a su futuro. La humilde modistilla que trabaja en el fastuoso almacén del potentado, podría convertirse en ladrona o prostituta de la noche a la mañana, si llegase a sentirle miedo al futuro, miedo a la vida, miedo a la vejez, miedo a sí misma, etc. El elegante mesero del restaurante de lujo o del gran hotel, podría convertirse en un gángster, en un asaltante de bancos, o en un ladrón muy fino, si por desgracia llegase a sentir miedo de sí mismo, de su humilde posición de mesero, de su propio porvenir, etc. El pobre empleado de mostrador que atiende a la clientela y que con paciencia nos muestra la corbata, la camisa, los zapatos, haciendo muchas reverencias y sonriendo con fingida mansedumbre, ambiciona algo más porque tiene miedo, mucho miedo, miedo a la miseria, miedo a su futuro sombrío, miedo a la vejez, etc.
Todo el mundo está lleno de ambiciones. Y una de las causas de la extinción de las especies de la Tierra por parte del ser humano es la ambición. Todos los problemas más graves de la vida tienen su origen en la ambición. Todo el mundo vive en lucha contra todo el mundo debido a la ambición, unos contra otros y todos contra todos. Toda persona en la vida ambiciona ser algo y la gente de cierta edad, maestros, padres de familia, tutores, etc.,estimulan a los niños, a las niñas, a las señoritas, a los jóvenes, etc. a seguir por el camino horrendo de la ambición, sin entender que los están empujando a la delincuencia, al crimen, etc.
Los mayores les dicen a los alumnos y alumnas, tienes que ser algo en la vida, volverte rico, casarte con gente millonaria, ser poderoso, etc., etc. Las generaciones viejas, horribles,feas, anticuadas, quieren que las nuevas generaciones sean también ambiciosas, feas, y horribles como ellos. Lo más grave de todo esto, es que la gente nueva se deja "marear" y también se deja conducir por ese camino horrible de la ambición.
Los maestros y maestras deben enseñarles a los alumnos y alumnas que ningún trabajo honrado merece desprecio, es absurdo mirar con desprecio al chofer del taxi, al empleado de mostrador, al campesino, al limpiador de calzado, etc. Todo trabajo humilde es bello. Todo trabajo humilde es necesario en la vida social. No todos nacimos para ingenieros, gobernadores, presidentes, doctores, abogados, etc. En el conglomerado social se necesitan todos los trabajos, todos los oficios, ningún trabajo honrado puede jamás ser despreciable.
En la vida práctica cada ser humano sirve para algo y lo importante es saber para qué sirve cada cual. Es deber de los maestros y maestras descubrir la vocación de cada estudiante y orientarle en ese sentido. Aquel que trabaje en la vida de acuerdo con su vocación, trabajará con amor verdadero y sin ambición.
El amor debe reemplazar a la ambición, así terminaremos con todos esos criminales que están poniendo en peligro la vida de las especies de animales. La vocación es aquello que realmente nos gusta, aquella profesión que con alegría desempeñamos porque es lo que nos agrada, lo que amamos. En la vida moderna por desgracia las gentes trabajan a disgusto y por ambición porque ejercen trabajos que no coinciden con su vocación.
Cuando uno trabaja en lo que le gusta, en su vocación verdadera, lo hace con amor porque ama su vocación, porque sus actitudes para la vida son precisamente las de su vocación. 
 Ese precisamente es el trabajo de los maestros. Saber orientar a sus alumnos y alumnas, descubrir sus aptitudes, orientarles por el camino de su autentica vocación.

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