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domingo, 18 de marzo de 2012

Destrucción de la Amazonía pone en grave riesgo de extinción a los indígenas


La conservación y el respeto a la amazonía, territorio único por su riqueza en biodiversidad e indispensable para todo el planeta y la humanidad, es fundamental para la vida y existencia de los pueblos indígenas como es el caso de los que se encuentran en aislamiento voluntario, quienes están desprotegidos en sus derechos y en vías de extinción, propensos a enfermedades, asesinatos y contaminación.
Ellos sufren la persecución, el acorralamiento y la contaminación  como consecuencia de las explotaciones o exploraciones de mpresas petroleras, madereras o mineras. Viven huyendo, corriendo de un lugar a otro para no ser contactados o bien, para no ser asesinados por madereros ilegales o especuladores agrícolas expansionistas, ante la falta de control, resguardo y la complicidad de los propios Estados. Casos de esta naturaleza hay por montones. 
En el devenir de los años, hasta la fecha, están propensos a fatales enfermedades "occidentales", tales como la gripe. Un simple ontagio pueden ser fulminantes para su vida.Casos de  misioneros que han intentado irrumpir su vida para su "evangelización" o de su denominada "salvación" han sido letales al ser portadores de enfermedades a las cuales ellos no tienen resistencia. 
 Son los indígenas en aislamiento voluntario, numerosos pueblos que viven en gran parte de las extensiones de la cuenca amazónica, quienes prefieren la existencia aislada que han mantenido durante siglos, y evitan todo contacto con extraños, intuyendo y evidenciando el grave peligro que corren.  Una enfermedad que lleve consigo un trabajador petrolero, un misionero, un maderero o agricultor-ganadero expansionista, los puede dejar condenados a la muerte colectiva ya que sus cuerpos no están preparados a los padecimientos "occidentales".
Negados, invisibilizados, considerados "salvajes" e "incivilizados", son la piedra de tope de expansión y saqueo de empresas e industrias extractivas, quienes a pesar de existir numerosas pruebas de su existencia en diversos lugares de los territorios amazónicos, continúan arremetiendo, invadiendo y destruyendo el medio de su existencia. Los indígenas están sufriendo con ello la destrucción del bosque que les provee del sustento, la contaminación de las aguas de las que beben, en las que se bañan y pescan, los enfrentamientos con quienes 
pretenden apropiarse de su territorio, la muerte de sus culturas milenarias, como algunas de las consecuencias que trae consigo la denominada "civilización" o "desarrollo", lo que sólo ha demostrado es saqueo y empobrecimiento. 
 Con la destrucción de la amazonía, no solo se extingue el pulmón y soporte del planeta tierra, se extinguen progresivamente los pueblos en aislamiento voluntario, quienes a pesar de tener todo el derecho de vivir así, como parte de su derecho esencial a la libre determinación, siguen siendo víctimas de verdaderas masacres.   El Presidente del Perú durante el  año  2007 se se refería a estos Pueblos de manera burlesca, altanera y despectiva como los "No conectados",
Lhaciendo mención que eran invenciones de conservacionistas, 
cuyos actos atentaban al progreso y desarrollo del Perú. La población indígena, por su especial vinculación al campo, sienten de manera directa el peso de la represión, la expulsión de sus territorios y el asesinato, pues los intereses  de las multinacionales vinculados a los recursos naturales (agua, minerales, hidrocarburos), y de los cultivos de drogas (amapola, coca y marihuana), hacen que los actores armados irregulares les coloquen como objetivo prioritario. Existen temas que continúan vigentes todavía en la lucha de estos pueblos, como la expulsión de sus tierras por los grupos armados irregulares, la ausencia de una educación y sanidad básica en sus territorios, y la masacre y violencia de la que son objeto.
Aunque parezca increíble, es muy cierto y de toda verdad, que ésta tan cacareada civilización moderna es espantosamente fea, no reúne las características trascendentales del sentido estético, está desprovista de belleza interior. Es mucho lo que presumimos con esos horripilantes edificios de siempre, que parecen verdaderas ratoneras. El mundo se ha vuelto tremendamente aburridor, las mismas calles de siempre y las viviendas horripilantes por doquier. Todo esto se ha tornado cansón, en el Norte y en el Sur, en el Este y en el Oeste del Mundo.
Es el mismo uniforme de siempre: horripilante, nauseabundo, estéril. ¡Modernismo! exclaman las multitudes. Parecemos verdaderos pavos vanidosos con el traje que cargamos y con los zapatos muy brillantes, aunque por aquí, por  allá y acullá circulen millones de infelices hambrientos desnutridos, miserables. La sencillez y belleza natural, espontánea, ingenua, desprovista de artificios y pinturas vanidosas, ha desaparecido en el sexo femenino. Ahora somos modernos, así es 
la vida.
Las gentes se han vuelto espantosamente crueles: la caridad se ha resfriado, ya nadie se apiada de nadie. Las vitrinas o aparadores de los lujosos almacenes resplandecen con lujosas mercaderías que definitivamente están fuera del alcance de los infelices. Lo único que pueden hacer los parias de la vida es contemplar sedas y joyas, perfumes de lujosos frascos y paraguas para los aguaceros; ver sin poder tocar, suplicio semejante al del Tántalo.
Las gentes de estos tiempos modernos se han tornado demasiado groseras: el perfume de la amistad y la fragancia de la sinceridad han desaparecido radicalmente. Gimen las muchedumbres sobrecargadas de impuestos; todo el mundo está en problemas, nos deben y debemos; nos enjuician y no tenemos con qué pagar, las preocupaciones despedazan cerebros, nadie vive tranquilo.
Los burócratas con la curva de la felicidad en sus vientres y un buen cigarro en la boca, en el que psicológicamente se apoyan, juegan malabares políticos con la mente sin importarles un comino el dolor de los pueblos. Ricos y pobres, creyentes y descreídos, comerciantes y mendigos, zapateros y hojalateros, viven porque tienen que vivir, ahogan en vino sus torturas y hasta se convierten en drogadictos para escapar de sí mismos.
Las gentes se tornaron maliciosas, recelosas, desconfiadas, astutas, perversas; ya nadie cree en nadie; se inventan diariamente nuevas condiciones, certificados, cortapisas de todo género, documentos, credenciales, etc., y de todas maneras nada de eso sirve  ya, los astutos se burlan de todas estas tonterías: no pagan, esquivan la ley aunque les toque ir con sus huesos a la cárcel.
La unidad de los hogares se ha perdido lamentablemente, la vergüenza orgánica ya no existe,el lesbianismo y el homosexualismo se han vuelto más comunes que lavarse las manos. Sin embargo, nosotros somos tan egoístas que queremos sacar a los indígenas de su entorno natural para vestirlos y que vivan a nuestra estúpida manera…
www.acegap.org





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