La palabra basura ha significado y para mucha gente aún significa algo despectivo,algo que carece de valor y de lo que hay que deshacerse; de esta manera lo útil, que no siempre necesario, se convierte en un estorbo y es causa del problema de cómo desentendernos de lo que consumimos o producimos. En el medio rural nunca fue un verdadero problema, pues los residuos orgánicos seguían el ciclo de la vida sirviendo de abono o de alimento para animales, los vertidos arrojados a los ríos eran depurados por las propias aguas, el gran poder depurador de la naturaleza todavía no había sido derrotado por el ansia de poder del hombre.
El hombre empezó a utilizar las materias Primas de una forma desordenada.
En las ciudades la basura lleva siendo un problema casi desde el origen de éstas,debido a la alta densidad de población y al hecho de arrojar la basura a las calles.
Esto ha producido la proliferación de insectos, roedores y microorganismos patógenos,trayendo como consecuencia enfermedades catastróficas para el hombre como la peste.
Un mal sistema de gestión de las basuras, producirá un deterioro y depreciación del entorno debido a la contaminación del aire, del agua y del suelo. La recogida selectiva, es decir, la separación de los residuos en origen, debe ser promovida por los distintos pueblos, en beneficio del medio ambiente. El reciclado, así como la recuperación de materias primas, son técnicas necesarias para llevar a cabo lo que denominamos un desarrollo sostenible.
Pero nos consideramos educados si tenemos la costumbre de depositar la basura en su lugar. Creemos que con esto ya hemos cumplido.
Sin embargo, el problema de la basura no se resuelve con esto. Cuando la envolvemos en bolsas y la sacamos para que el servicio municipal la recoja, lo que estamos haciendo es "pasar el paquete" de la basura a la autoridad civil.
Cada día es mayor la cantidad de basura debido a: - el crecimiento tan grande de muchas de nuestras ciudades; - la gran variedad de objetos que se producen día a día; y a - la forma como estos objetos se empaquetan y se venden.
En los países con mayor desarrollo económico, el promedio de basura que cada persona tira al día es de dos kilos, más o menos, y este promedio va en aumento.
El problema de la basura en las coladeras es todavía más grave en lugares como en calles donde hay puestos ambulantes, paraderos o cualquier esquina, cual sale a relucir en épocas de lluvias. El problema no es de clases sociales, es educación y cultura. Además,supone que cada día debemos destinar áreas más extensas de nuestros suelos a la basura;o que arrojemos miles de toneladas de desperdicios al fondo del mar, contaminando así este recurso natural que es la fuente de la vida y que es patrimonio de toda la humanidad.
La forma más sencilla para librarnos de la basura es quemarla. Esta práctica, sin embargo, no es recomendable, porque se contamina el ambiente con el humo y se producen olores muy desagradables. En algunos sitios la basura se incinera, con lo cual,la materia desaparece pronto del medio ambiente, además de constituir un sistema relativamente barato para el manejo de la basura cuando se practica furtivamente y sin ningún control. Sin embargo, los efectos sobre la atmósfera no se dejan esperar.
La mayoría de los incineradores que se usan para producir energía eléctrica son de combustión en masa, que queman basura mezclada, sin separar materiales peligrosos como acumuladores o baterías de automóviles y materiales no combustibles que pueden interferir con las condiciones de combustión y provocar gran contaminación atmosférica. Dinamarca y Suecia queman el 50 % de sus desechos sólidos para producir energía y sólo el 10 % en Estados Unidos.
Las cenizas de los incineradores, en general, contienen sustancias peligrosas como dioxinas, ácido clorhídrico, furanos, plomo, mercurio, cadmio y otros metales tóxicos que pueden generar cáncer y trastornos en el sistema nervioso. Sólo en Japón tiran las cenizas en rellenos diseñados para manejar desechos peligrosos.
La construcción de incineradores es muy costosa, al igual que su operación y mantenimiento. Aún con dispositivos avanzados de control de contaminación, se emiten diversas sustancias tóxicas a la atmósfera.
Los ambientalistas se oponen a que se dependa del uso de incineradores porque anima a la gente a continuar arrojando papeles, plásticos y otros materiales que se pueden quemar, en lugar de buscar maneras de conservar, reciclar y reusar esos recursos, y reducir la producción de desechos. Además, los incineradores deben de procesar una gran cantidad de basura para que sean redituables.
La quema de llantas genera contaminantes atmosféricos como el dióxido de carbono, partículas de hollín, cadmio, arsénico, plomo y zinc; además al quemarlas se produce petróleo crudo que contamina el agua y el suelo cercano.
Otro contaminante que se libera al quemar plásticos clorados como el cloruro de polivinilo (PVC) produce humo y ácido clorhídrico.
Toda vez que la basura se conforma de una gran diversidad de productos degradables y no degradables, muchos de ellos liberan compuestos severamente nocivos.
Sólo la conservación del contorno natural es la garante de la existencia perenne de las fuentes de vida, porque de esta manera se garantiza realmente el bienestar de la humanidad. Qué diremos de alguien que ensucie su casa, que la contamine, que la queme; de inmediato diríamos que está loco, es demente. Eso es lo que somos cuando no conservamos el ecosistema, cuando no lo mantenemos correctamente protegido,cuando no estamos comprometidos con el equilibrio ecológico planetario, cuando no sumamos la fuerza de todos nosotros los terrícolas para la conservación de nuestra “amada casa”. Cooperar, aunar esfuerzos, comprometernos individualmente, es lo loable para preservar nuestros recursos naturales de manera mundial.
Todos de labios decimos que hay que amar a la naturaleza, pero de corazón no lo cumplimos. Para poder amar a la naturaleza es indispensable gustar de una conducta
responsable frente a ella; pero que esa conducta sea de adentro hacia fuera, que no sea
mero artificio, palabrerío insubstancial de charla ambigua, cuestión de poses o
fingimientos, ¡No! Lo que necesitamos es una Conciencia realmente ecológica para alcanzar una percepción equilibrada y realista de los problemas del ecosistema del mundo en que vivimos y así lograr una auténtica praxis de las estrategias de conservación. Con una Conciencia así podemos hacer una labor maravillosa en la divulgación y conservación de nuestros inmensos recursos naturales; una Conciencia así, ecológica, podrá vincularse unitotalmente a la Gran Cruzada por la Preservación del Planeta Tierra.
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